A principios de septiembre se celebró una nueva edición de la Granfondo La Falla con un gran éxito de ambiente verdaderamente cicloturista. Una edición no fue nada fácil para los organizadores, puesto que las condiciones meteorológicas jugaron a la contra toda la semana y el mismo día de la prueba. Esto afectó al período de inscripción y la participación fue menor de la habitual. A pesar de las adversidades, los ciclistas coparon las expectativas de la organización para una prueba que planteaba el importante reto de completar la Pequeña o la Gran Fondo de esta preciosa marchas cicloturista.
Y es que los servicios que se ofrecen desde la organización empiezan ya en el momento de recoger el dorsal y el maillot de la prueba, con una generosa merienda que, aunque parezca un detalle menor, se agradece. El recorrido de La Falla transcurrió por las carreteras del Pirineo catalán, con paisajes y lugares tan emblemáticos y bucólicos como el Balneario de Caldes de Boi, el Parc Nacional de Aigüestortes y la Vall de Boí con las iglesias románicas como protagonistas, declaradas Patrimonio Mundial de la Humanidad por la UNESCO. En esta edición 2023, La Falla presentó como centro neurálgico la población de Barruera, siendo punto de partida y llegada de los ciclistas, y con paso por los municipios de Vilaller, El Pont de Suert, Perves, Sarroca de Bellera, Boí y Taüll.

La lluvia hizo acto de protagonismo en la salida y provocó que el pistoletazo se retrasara unos cuantos minutos. Luego, la tregua. Y una respuesta genial por parte de la organización, siempre a la altura de las circunstancias. De hecho, la organización se ha mostrado muy contenta con la aceptación de la prueba, sobre todo por las buenas sensaciones recibidas tras el evento. Entre los aspectos más valorados por los participantes se encuentra el recorrido, el nivel de los avituallamientos y el maillot, y especialmente el ambiente de buen rollo y compañerismo que se vivió entre los participantes, voluntarios y staff de la prueba.
Entre los aspectos más valorados por los participantes se encuentra el recorrido, el nivel de los avituallamientos y el maillot, y especialmente el ambiente de buen rollo y compañerismo.

El nivel de la prueba era exigente, especialmente para la Gran Fondo, con un circuito con un gran desnivel y puertos de categoría. El recorrido une todas las poblaciones antes mencionadas haciendo una visita guiada espectacular por diferentes valles y por carreteras serpenteantes, donde la vegetación, la montaña y las vistas aéreas son el denominador común. Destacó la ascensión al puerto de Categoría especial de la Estación de Esquí de Boí-Taüll, alcanzando los 2000 metros de la base de la estación y con vistas al remonte esquiable más alto de los Pirineos, el Puig Falcó a 2.750 metros.
A la llegada, los participantes pudieron relajarse con diferentes servicios que ofrecía la organización, como fisioterapia y un avituallamiento final muy generoso, así como la medalla de Finisher. En definitiva, una marcha cicloturista con un alto nivel de organización, un paisaje espectacular y un ambiente familiar: todos los ingredientes para repetir la próxima edición.

