¡Qué ganas teníamos de volvernos a poner un dorsal!

Detrás quedaban meses de incerteza, de horas de rodillo y de desahogo en la carretera después del confinamiento. Y también de pruebas canceladas. Pero La Ciclobrava 2020 nos devolvió a muchos la sonrisa y la emoción de participar de nuevo en una marcha cicloturista. Y señores y señoras, ¡qué marcha, La Ciclobrava!

La cancelación de la feria por la alerta sanitaria provocada por un brote de COVID-19 en las ciudades de Girona y Salt no cancelaron algunas de las pruebas, como la Scott Marathon Cup, la Etixx Gravel Ride o La Ciclobrava 2020. Obviamente, siguieron adelante aplicando estrictas medidas de prevención, como la limitación de 600 inscritos en la marcha cicloturista de carretera, uso de mascarillas, control de temperatura, avituallamientos individualizados, diferentes cajones de salida o distancia personal de seguridad entre los participantes y el público.

Pero vamos a lo que nos importa: ¡dar a los pedales! La Ciclobrava goza de un recorrido espectacular por las sinuosas carreteras de la provincia de Girona, probablemente la mejor demarcación peninsular para practicar el cicloturismo. No en vano muchos profesionales viven y entrenan en la zona. Un recorrido que te permite disfrutar de la Costa Brava, de municipios de piedra espectaculares, carreteras boscosas, puertos muy poco transitados, carreteritas estrechas y un ascenso final a Montjuïc por su cara más espectacular para disfrutar del barrio viejo de Girona y terminar en el Pabellón de Fontajau.

El puerto de Sant Grau, en Llagostera es la primera prueba de fuego para los participantes de la marcha más larga de 140 km. Un puerto de segunda categoría con un inicio exigente, un descanso en la mitad, y alrededor de unos tres kilómetros finales que ponen a prueba a los participantes y los hacen entrar en calor, en una mañana que despertó fría. Ya con vistas al mar, hacemos el primer avituallamiento. 

Una vez pasada la bonita localidad de Sant Feliu de Guíxols, llega el segundo puerto del día: Romanyà de la Selva, una corta pero bucólica carretera que da entrada al macizo de Les Gavarres. En la cima hacemos el segundo avituallamiento. Una vez completaos el descenso, afrontamos el Coll de la Ganga, un puertecito con un desnivel muy suave que, probablemente, en una gran vuelta no lo considerarían puerto puntuable. Un tramo muy bonito de curvas para luego pasar por Monells, típico pueblo de l’Empordà que uno tiene que visitar una vez en la vida sí o sí.

La última subida a Montjuïc es una auténtica emboscada para todos los participantes. Un tramo de unos tres kilómetros que te permite subir unos 150 metros de desnivel con rampas constantes del 13 y 14%. Si las piernas llegan ya flojeando, Montjuïc te pone en su sitio. Por suerte, pero, una vez bajas a Girona, la meta está prácticamente allí. 

Sin duda La Ciclobrava es una de les mejores marchas cicloturistas de nuestro país. Lo podemos confirmar por su precioso recorrido. A pesar de sus pocas ediciones, ya que nació cuando Sea Otter Europe ya llevaba un par de ediciones, es una prueba consolidada en el calendario nacional de ciclismo de carretera y que, gracias al esfuerzo de Ocisport y de las autoridades, hemos podido disfrutar un total de 600 ciclistas. ¡Muchas gracias por hacerlo posible, repetiremos sin dudarlo!